“Aunque este Universo poseo, nada poseo,
pues no puedo conocer lo desconocido, si me aferro a lo conocido”.
Esta poderosa frase del conocido libro "El Caballero de la Armadura Oxidada" de Robert Fisher encierra una gran enseñanza en cuanto a la posibilidad que tenemos de romper con nuestros límites.
Cuando nos aferramos a lo conocido por el miedo de enfrentar lo desconocido, nos paralizamos y comenzamos a construir nuestra armadura. Tal y como le sucedió a nuestro caballero, nos acostumbramos tanto que la armadura se convierte en nuestro ser. Nos convencemos que no hay otra forma de vida, que no hay otro modo de hacer las cosas.
No cambiamos, porque no hay nada que nos mueva a hacerlo. No encontramos la necesidad del cambio, porque la armadura nos protege de lo desconocido.
De repente llega ese rayo luminoso que nos despierta. No importa cómo llegue ese rayo, sino que sea suficientemente fuerte para llevarnos a la acción; para emprender ese maravilloso viaje que se llama cambio.
En ese viaje por el camino de la verdad nos encontraremos castillos, dragones y montañas. Esos obstáculos nos harán dudar, pero también nos permitirán crecer. La armadura irá cediendo en el proceso.
La cima de la Montaña Difícil será nuestra recompensa. En ese punto alto, descubriremos nuestro potencial, y ya nada nos podrá detener...