viernes, 13 de febrero de 2009

Los Hunos y el Liderazgo Parte 5 y final

ADVERTENCIAS Y CONSEJOS

  • Los informes escritos son útiles solo si el rey los lee.
  • Un rey cuyos capitanes siempre están de acuerdo con él, obtiene consejos mediocres.
  • Un capitán inteligente nunca mata al huno que le lleva malas noticias; mata al que no se las lleva.
  • Un capitán que hace las preguntas equivocadas siempre escucha respuestas equivocadas.
  • Un capitán inteligente nunca hace preguntas cuya respuestas no quiere escuchar.

DIPLOMACIA Y POLITICA

  • Durante una guerra política, un huno siempre debe vigilar la retaguardia.
  • La esencia de la victoria de los hunos se basa en la respuesta a las preguntas dónde y cuándo.
  • Los hunos deben participar solo en guerras que puedan ganar.
  • Los hunos pueden participar en una guerra como resultado de un fracaso diplomático; sin embargo, la guerra puede ser necesaria para que comience la diplomacia.
  • Para los hunos, el conflicto es un estado natural.
  • Los hunos sólo hacen enemigos a propósito.
  • Los hunos nunca toman por la fuerza lo que pueden lograrse por medio de la diplomacia.
  • Los capitanes deben recordar que la hospitalidad, la calidez y la cortesía pueden cautivar incluso al enemigo más fuerte.
  • Los capitanes con frecuencia son traicionados por aquellos en quienes más confían.

PERCEPCIONES Y PUBLICIDAD

  • En momentos difíciles, la nación siempre llamará al capitán más eficiente para dirigir.
  • Un huno que se toma demasiado en serio ha perdido su perspectiva.
  • La percepción de un huno es la realidad para él.
  • Los hunos que parecen estar ocupados no siempre están trabajando.
  • Es mejor que los amigos y enemigos de un huno hablen bien de él; sin embargo, es mejor que hablen mal a que lo ignoren.
  • Cuando no se puede decir nada de un huno, posiblemente es porque nunca ha realizado nada en forma correcta.
  • Al contrario de lo que piensa la mayoría de los capitanes, un huno no es recordado por lo que hizo en el pasado, sino por lo que la mayoría de los hunos piensa que realizó.

Los Hunos y el Liderazgo Parte 4

DESARROLO DE CAPITANES

  • Los grandes capitanes siempre tienen grandes debilidades. La obligación de un rey es hacer que prevalezcan los puntos fuertes de los capitanes.
  • Los hunos aprenden menos del éxito que del fracaso.
  • Los hunos aprenden mas rápidamente cuando se enfrentan con la adversidad.
  • Un buen capitán toma riesgos delegando autoridad en un huno inexperto para fortalecer sus habilidades de liderazgo.
  • La experiencia de los hunos debe organizarse para que su voluntad se fortalezca y profundice, a fin de que desarrollen el carácter que necesitarán cuando sean nombrados capitanes.
  • Los hunos están mejor preparados para convertirse en capitanes cuando les proporcionan los retos apropiados por medio de niveles crecientes y responsabilidad.
  • Si fuera fácil ser capitán, todos podrían serlo.
  • Sin un reto, el potencial de un huno nunca se desarrolla.
  • La presión adecuada es esencial para desarrollar capitanes.

RECOMPENSA Y CASTIGOS

  • Si un capitán incompetente es removido de su puesto, nunca debe designarse a su subordinado que ocupa el rango inmediato, ya que cuando un capitán fracasa también fracasan sus líderes de menor jerarquía.
  • Si un capitán dice a un huno que está realizando un buen trabajo cuando no es verdad, éste no lo escuchará más y, peor que eso, no creerá en sus elogios cuando estén justificados.

TOLERANCIA

  • Todo huno es valioso, incluso si sólo sirve como un mal ejemplo.
  • El error al designar a un capitán incompetente es colocarlo en una posición de autoridad sobre otros hunos.
  • Para experimentar la fuerza de los capitanes debemos tolerar algunas de sus debilidades.
  • Se batalla más con los hunos mediocres, pero leales, que con los hunos competentes, pero desleales.

Los Hunos y el Liderazgo Parte 3

LIDERES Y LIDERAZGO

  • Los reyes siempre deben designar a sus mejores hunos como capitanes, sin importar cuan necesarios sean en su puesto actual.
  • Los reyes nunca deben nombrar capitanes simulados. Deben poner a cargo al huno más capacitado, otorgarle responsabilidad y autoridad, y entonces mantenerlo como responsable.
  • Un capitán inteligente nunca depende de la suerte, sino que siempre confía su futuro al trabajo duro, a la resistencia, a la tenacidad y a una actitud positiva.
  • Un capitán inteligente sabe que es responsable del bienestar de sus huestes y actúa de acuerdo con esa responsabilidad.
  • Ser líder de los hunos suele ser un trabajo solitario.
  • Una vez que se comprometen a actuar, los capitanes deben presionar para lograr la victoria y no para empatar sin comprometerse.
  • La toma de riesgos compartida fortalecerá las relaciones entre un capitán y sus hunos.
  • Los capitanes fuertes estimulan e inspiran el desempeño de sus huestes.
  • Los mejores capitanes desarrollan la habilidad de hacer las preguntas correctas en el momento adecuado.
  • Un capitán nunca puede estar a cargo si monta a la retaguardia.

CAPACITACION

  • La capacitación adecuada de los hunos es esencial para la guerra y no puede ser ignorada por los capitanes en tiempos de paz.
  • Las habilidades que pueden enseñarse son para los hunos en desarrollo.
  • Las habilidades que pueden aprenderse están reservadas para los capitanes.
  • La consecuencia de no capacitar adecuadamente a los hunos es no lograr lo que se espera de ellos.

DELEGACION DE AUTORIDAD

  • Los capitanes nunca colocan a sus huestes en situaciones en que sus puntos débiles prevalezcan sobre los fuertes.
  • Los hunos que tienen éxito normalmente logran lo que su capitán espera de ellos.
  • Un capitán inteligente nunca espera que sus huestes actúen mas allá de su conocimiento y capacidad.
  • Un capitán inteligente siempre asigna misiones difíciles a los hunos que son capaces de realizarlas.
  • La abdicación no es delegación, sino un signo de debilidad. La delegación es un signo de fuerza.

Los Hunos y el Liderazgoo Parte 2

LOGRO PERSONAL

  • Da más prestigio ser un huno con éxito que un capitán fracasado.
  • Incluso los romanos tienen la fortaleza para resistir los infortunios que causan otros.
  • Si todos los hunos fueran ciegos, un guerrero tuerto sería el rey.
  • Los grandes capitanes aceptan fracasar en algunos aspectos para sobresalir en situaciones más importantes.
  • Cada huno es responsable de transformar en éxito las circunstancias y experiencias de su vida.
  • Ningún huno, y con certeza ningún romano, puede hacer por otro huno lo que éste se niega a hacer por sí mismo.

PROBLEMAS Y SOLUCIONES

  • Los hunos deben aprender a concretarse en las oportunidades más que en los problemas.
  • Algunos hunos tienen soluciones para las cuales no existen problemas.

TOMA DE DECISIONES

  • Cada decisión incluye algún riesgo.
  • El tiempo no siempre mejora una situación para su rey o sus hunos.
  • Los grandes errores son inevitables cuando se permite que los hunos poco calificados tomen decisiones y establezcan juicios.
  • Las decisiones rápidas no son siempre las mejores decisiones.
  • Las decisiones lentas no son siempre las mejores decisiones.
  • Los capitanes nunca deben apresurar las confrontaciones.
  • La confianza de un capitán en sus decisiones garantiza que sus huestes conserven una imagen adecuada de él.
  • Algo desafortunado ocurre cuando las decisiones finales son tomadas por capitanes que se encuentran muy lejos de frente, donde sólo pueden adivinar las condiciones y las posibilidades conocidas únicamente por los capitanes que se encuentran en el campo de batalla.
  • Los capitanes deben alejar a sus hunos de la guerra cuando consideren que la victoria no será dulce.
  • La capacidad para tomar decisiones difíciles distingue a los capitanes de los hunos.

jueves, 12 de febrero de 2009

Los Hunos y el liderazgo Parte 1

Me encontré este artículo por ahí y me encantó. Es una buena parodia que nos enseña lecciones básicas de liderazgo y excelencia. Por ser tan largo está dividido en cinco partes.

CARACTER
  • La grandeza de un huno se mide por los sacrificios que desea realizar por el bien de la nación.
  • Un capitán siempre debe mantenerse por encima de la mezquindad y lograr que sus huestes hagan lo mismo.
  • Un capitán no puede ganar si pierde la seguridad en sí mismo. Debe tener confianza en sí mismo y autoestima y, aunque no gane, sabrá que realizó su mejor esfuerzo.
  • Un capitán no tiene que ser brillante para tener éxito; debe tener una sed insaciable de victoria, una creencia absoluta en su causa y un valor invencible que le permita resistir a todos los que pudieran desanimarlo.
  • Los capitanes egocéntricos y engreídos en raras ocasiones son grandes líderes, pues en realidad son grandes idólatras de sí mismos.
  • Los grandes capitanes nunca se toman demasiado en serio.
  • Un capitán inteligente se adapta, no se compromete.
  • El capitán que bebe con sus hunos se convierte en uno de ellos y ya nunca más es su capitán.
  • Los capitanes débiles se rodean de hunos débiles. Los capitanes fuertes se rodean de hunos fuertes.
  • Cuando un capitán logra éxitos importantes, se intensifica la envidia que otros sienten por sus logros.

VALOR

  • Los hunos deben aprender desde el principio que trabajar con empeño es una experiencia que influye en ellos todos los días de su vida.
  • Los hunos que logran el éxito aprenden a luchar contra la adversidad y a superar sus errores.
  • Un huno puede lograr cualquier cosa por la cual desee pagar el precio. La competencia disminuye en los niveles más elevados.

METAS

  • Las metas superficiales conducen a resultados superficiales. Como nación, los hunos lograrían más si se comportaran de manera que las metas nacionales fueran tan importantes como sus metas personales.
  • Un aspecto crucial para el éxito de un huno es la compresión de lo que el rey desea.
  • Las metas de un huno siempre deben estar a la altura de su tenacidad.
  • Un huno sin un propósito nunca sabrá en qué momento lo logró.
  • La conformidad de un huno no siempre da como resultado el desempeño deseado.
  • Los capitanes siempre deben tener grandes aspiraciones y buscar la perfección, en vez de seguir el camino seguro de la mediocridad.

lunes, 9 de febrero de 2009

Escuchar

"Al que responde sin haber escuchado, la palabra le es fatuidad y vergüenza".
Prov. 18.13

Todo líder debiera conocer bien el arte de llevar una conversación, pues por medio de ella cultiva relaciones más profundas con las personas a quienes pretende servir. Sin estas relaciones más íntimas será difícil que conozca las particularidades de la gente, con sus luchas y sus ilusiones. Inevitablemente el servicio comenzará a alejarse hacia abstracciones o enseñanzas que son poco útiles a las personas.

Uno de los aspectos que debe manejar el que desea cultivar el arte de la conversación es saber escuchar a la otra persona, precisamente porque consiste en un intercambio de palabras entre dos personas y no un monólogo. No obstante en estos tiempos la mayoría quiere hablar, pero son pocos los que desean escuchar.

El autor de Proverbios utiliza dos adjetivos para describir las palabras del que se apresura a hablar antes de que la otra persona haya terminado de decir lo que tenía que compartir: fatuidad y vergüenza. ¿Por qué se refiere al simple hecho de interrumpir en términos tan duros? En primer lugar, porque el interrumpir revela una falta de aprecio por la otra persona. De hecho, le estamos diciendo que lo que nosotros tenemos que decir es más importante que lo que ellos están compartiendo. Tan importante pareciera ser lo nuestro que ni siquiera podemos darle a la otra persona la oportunidad de completar sus propias ideas.

En segundo lugar, si no permito a la persona hablar no voy a tener la oportunidad de entender claramente lo que me está tratando de compartir. Si no tengo todos los elementos que necesito para evaluar el contenido de su mensaje no puedo contestar u opinar con inteligencia. No obstante, con frecuencia creemos que sabemos lo que la otra persona va a decir. Incluso le decimos: «ya sé lo que me vas a decir», como si poseyéramos algún atributo especial que nos permite leer sus pensamientos y adelantarnos a sus palabras. En ocasiones hasta intentamos apurar la marcha de la conversación completando las frases del otro. En más de una situación, sin embargo, lo que decimos es completamente diferente a lo que el otro quería expresar.

Cuánto más eficaz resulta guardar silencio y esperar. Esto significa no solamente no interrumpir, sino también resistirse a la tentación de comenzar a elaborar una respuesta en nuestras cabezas. Cuando disponemos todo nuestro ser a escuchar atentamente a la otra persona, muchas veces nuestras preguntas se contestan solas a medida que habla. Y no solamente esto, sino que comenzaremos a percibir también el espíritu con que nos habla, la intención de sus palabras y el mensaje detrás de ellas. Esto es, en últimas instancias, la información más valiosa que podemos obtener, pues nos permitirá hablar, cuando llegue el momento, al corazón de ellos y no solamente a sus palabras. Esta fue la práctica del Maestro de Galilea y una de las razones por las que sus dichos calaron profundamente en el corazón de sus oyentes.

viernes, 6 de febrero de 2009

Afinando el instrumento

Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la derrota, y en la forma de actuar su mediocridad total.

Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio y maloliente tocaba un viejo violín. Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa.

El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento y a la forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín.


Un día un famoso concertista, junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical. Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes, y no pudieron menos que reír de buena gana.


La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo y decidió hacer algo. Le solicitó el violín y el mendigo musical se lo prestó con cierto resquemor. Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas.

Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.

Al escuchar la música la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto. La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones. Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta alegría. El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: "¡Ese es mi violín! ¡Ese es mi violín!" lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.

Dios nos da a todos "un violín". Lo constituyen nuestros dones, conocimientos, nuestras habilidades y nuestras actitudes. Y tenemos libertad absoluta de tocar "ese violín" como nos plazca. Sabemos que Dios nos concede libre albedrío, es decir, la facultad de decidir lo que haremos con nuestra vida. Y esto, claro, es tanto un maravilloso derecho, como una formidable responsabilidad. Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto. Pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie. Esa es la gente que hace su trabajo de la forma: "así me la juego...", que piensa en términos de "me importa poco", y que cree que la humanidad tiene la obligación de retribuirle su pésima ejecución, cubriendo sus necesidades.


Es la gente que piensa solamente en sus derechos, pero no siente ninguna obligación de ganárselos. La verdad, por dura que pueda parecernos, es otra: vos, yo y cualquier otra persona, tenemos que aprender tarde o temprano, que los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría.


Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos más para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían.

La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un gran concertista con ese violín que es la vida. Y también, por desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.

La verdad es que Dios nos concedió el "libre albedrío." Tú puedes hacer algo grande de tu vida, o hacer de ella una porquería. Esa es tu decisión personal.


jueves, 5 de febrero de 2009

Un nivel de excelencia

"Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso". 1 Timoteo 3.13

A veces, la palabra competencia se usa para querer decir “apenas suficiente”. Cuando hablo de la calidad de competencia que desean los miembros de un equipo, hablo en sentido de su definición más básica: “estar bien calificado, apto”. Los miembros competentes de un equipo son muy capaces y altamente calificados para hacer el trabajo y para hacerlo bien. Las personas altamente competentes tienen algunas cosas en común:

1) Están comprometidos con la excelencia. En Christian Excellence (Excelencia Cristiana), John Johnson escribe: “El éxito basa nuestros méritos en comparación con otros. La excelencia fija nuestros méritos midiéndolos contra nuestro propio potencial”.

2) Nunca se conforman con menos que lo mejor: la palabra mediocre literalmente significa “a la mitad del camino de una montaña”. Las personas competentes nunca se conforman con menos que lo mejor.

3) Prestan atención a los detalles: Dale Carnegie dijo: “Si haces bien los pequeños trabajos, los grandes tienden a resolverse solos”. Son los pequeñas cosas las que producen grandes resultados.

4) Trabajan con consistencia: las personas altamente competentes trabajan todo el tiempo dando lo mejor de sí. Si el 99.9% fuera solamente suficientemente bueno, entonces cada año se lanzarían al mercado 811,000 rollos defectuosos de película de 35mm; en los siguientes sesenta minutos se cobrarían 22,000 cheques contra cuentas bancarias que no corresponden, y sólo en el día de hoy, se entregarían doce bebés a padres equivocados.

"Un viaje de mil millas comienza con un pequeño paso". Proverbio chino