lunes, 10 de noviembre de 2014

Conocer lo desconocido


“Aunque este Universo poseo, nada poseo, pues no puedo conocer lo desconocido, si me aferro a lo conocido”.

Esta poderosa frase del conocido libro "El Caballero de la Armadura Oxidada" de Robert Fisher encierra una gran enseñanza en cuanto a la posibilidad que tenemos de romper con nuestros límites.

Cuando nos aferramos a lo conocido por el miedo de enfrentar lo desconocido, nos paralizamos y comenzamos a construir nuestra armadura. Tal y como le sucedió a nuestro caballero, nos acostumbramos tanto que la armadura se convierte en nuestro ser. Nos convencemos que no hay otra forma de vida, que no hay otro modo de hacer las cosas.

No cambiamos, porque no hay nada que nos mueva a hacerlo. No encontramos la necesidad del cambio, porque la armadura nos protege de lo desconocido.

De repente llega ese rayo luminoso que nos despierta. No importa cómo llegue ese rayo, sino que sea suficientemente fuerte para llevarnos a la acción; para emprender ese maravilloso viaje que se llama cambio.

En ese viaje por el camino de la verdad nos encontraremos castillos, dragones y montañas. Esos obstáculos nos harán dudar, pero también nos permitirán crecer. La armadura irá cediendo en el proceso.

La cima de la Montaña Difícil será nuestra recompensa. En ese punto alto, descubriremos nuestro potencial, y ya nada nos podrá detener...

viernes, 7 de noviembre de 2014

Frases del Caballero de la Armadura Oxidada

“Un camino difícil que se vuelve cada vez mas empinado a medida que se acerca a la cima de una lejana montaña”.

“Encontrarás la salida solo cuando hayas aprendido lo que has ido a aprender”.

“Todos estamos atrapados en una armadura”.

“Solo las lágrimas de auténticos sentimientos te liberaran de tu armadura”.

"Las lágrimas de autocompasión no te pueden ayudar”.

"Ponemos barreras para protegernos de quienes creemos que somos. Luego un día quedamos atrapados tras las barreras y ya no podemos salir”.

“El miedo y la duda son ilusiones”.

“Aunque este Universo poseo, nada poseo, pues no puedo conocer lo desconocido, si me aferro a lo conocido”.

Robert Fisher
 
 

miércoles, 13 de agosto de 2014

Test Goldberg para identificar si estás deprimido

1.-¿Se ha sentido con poca energía últimamente? 

2.-¿Ha perdido el interés por las cosas?

3.-¿Ha perdido la confianza en sí mismo?

4.-¿Se ha sentido desesperanzado?

5.-¿Ha tenido dificultades para concentrarse?

6.-¿Ha perdido peso a causa de su falta de apetito?

7.-¿Se despierta demasiado temprano? 

8.-¿Se nota más lento de lo habitual?
 

miércoles, 6 de agosto de 2014

Cae la Tarde

Cae la tarde y despierta la consciencia.

Fue cumplido el deber?

Fue suficiente el esfuerzo?

Hubo resultados extraordinarios?

Esas preguntas se responden de acuerdo a la vara. Conociendo la mía, solo cabe un "no" por respuesta.

El deber se cumple hasta el día de la muerte.

Es en ese momento cuando todo el esfuerzo cobra sentido

Es en ese momento, cuando te das cuenta que el resultado extraordinario es haber vivido.

Viví tu vida y disfrutá de tu viaje, hasta el día en que la muerte te abrace...

miércoles, 30 de julio de 2014

Nobody told me I couldn't, by Tom Chapple

I was eleven years old and desperately keen to learn classical guitar. There were no school tuition places available, so my class teacher suggested I should “try playing the trumpet – you might like it”. I did try it, and I absolutely loved it! I practiced until my lips became bruised and my front teeth loosened, joining every band and orchestra I could find.

After about a year or so, I pitched up to one of my weekly lessons and boldly asked my tutor (Willie McMullan) if I could play a piece I'd worked on during the week. He asked which one, and I replied “the Carnival of Venice, from the Arban book”. He raised an incredulous eyebrow, smiled a sceptical smile, sat back and folded his arms.

I played for the next few minutes: the introduction, the theme and the first three variations, during which time he had unfolded his arms, sat forward, smiled an appreciative smile and raised the other incredulous eyebrow. (As an aside, Willie’s eyebrows were famous, partly because he had three - a bushy one over each eye, and another, even more bushy, on his top lip.) He stopped me and said “do it again” and turned to the piano.

This time, with Willie’s patented ‘oompah-pah’ vamped accompaniment, I played even better. We stopped after the second variation and he said “ok, that was a really good effort. Usually, you know, this piece is for people who’ve been playing a long while, years in fact – what made you think you could play a piece like this?”. My answer was “well, you never told me I couldn’t”. I had found it in my book, liked the sound of it, and learned it.

I was just an ordinary, spotty, geeky twelve-year-old, neither musically gifted nor (I thought at least) particularly precocious. This was simply the result of ambition, eagerness to shine, innocence, curiosity and naivety all liberated because no-one limited my aspirations by saying it was ‘beyond me’ or ‘too advanced’. I went on to sit my ABRSM Grade 5 when I was fourteen and my Grade 8 at fifteen. I still play to this day, but only as a hobby.

I turned my back on going to music college (or indeed any tertiary education) yearning instead to ‘have a job where I needed to wear a suit, carry a briefcase and live in a flat. Nobody told me I couldn't, so I did that too, and by age nineteen I was a supervisor in huge general merchandise warehouse, with a flat (and mortgage), a couple of suits and a brief case. This was the base camp for what was to become my career (not exactly that of Bill Gates or Lord Sugar, but I am content).

I recently recalled the Carnival Of Venice story over dinner with a school friend (and fellow trumpeter) who I had hooked up with again after twenty-seven years. We had been talking about my recent (and some will say audacious) business start-up and it occurred to me that, without realising it, my career was laced with examples of this attitude - often in my own projects and sometimes leading others. Whilst not always as successful as I would prefer, the results have been, on balance, very positive indeed.

Unfortunately, we live in an increasingly competitive and cynical world with plenty of people ready to tell you that “you won’t be able to handle that” or “it’s too difficult for one person” or “you really need more experience” or ”that needs handling by someone more senior than you”. If you hear people say such things, reach for a pinch of salt. And if you find yourself saying such things (self critically or to others), then consider the consequences.

Willie McMullan (with his three eyebrows) had a big impact on the shape of my life, not because of what he said, but because of what he omitted. He never told me I couldn't.

lunes, 19 de mayo de 2014

Así se escribe la Historia

No me alegro, tampoco entristezco,

Las historias se escriben poquito a poquito. Se mueven como olas de mar...

Mi historia particular nació hace algunos años, en un restaurante de Escazú.

Se fortaleció en una vieja oficina en el Paseo Colón.

Vivió su éxtasis en una maravillosa ciudad del norte, rodeada de montañas, ríos y lagos.

En un lugar que añoraba de niño y que disfruté profundamente, con todos mis sentidos.

En su declive viajó nuevamente a esa vieja oficina en el Paseo Colón.

Fue una bonita historia, que me fue arrebatada, con alguna complicidad mía.

Doloroso arrebato. Mentiras, calumnias, injustas razones que aún recuerdo con pesar.

Hoy, gracias al Creador, estoy en un mejor lugar.

Hoy soy una mejor persona.

Hoy otros fueron consumidos por sus mismas calumnias, por sus mismas mentiras.

Hoy se dan cuenta que la vida gira, y escribe sus historias en olas de mar...





 

sábado, 3 de mayo de 2014

La casa

Con madera podrida en sus paredes, que dejan ver grandes agujeros, se mantiene firme la casa.

Miles han pasado por ahí, mucho maltrato ha sufrido. Aún así, dispuesta está para cumplir su misión.

Ya no recuerda su primera identidad, muchas veces la han cambiado, más ella sabe que lo relevante no está afuera.

Sus viejas vigas se mantienen, a pesar de sus dolores. La casa cuida y protege, porque para eso nació.

La casa ignora como luce. No le importa cómo huele, no le importa cómo suena. La casa enseña que lo importante es el propósito.

De la casa hay que aprender que lo superfluo no es mejor que lo relevante.

El propósito debe mantenerse, a pesar de lo que la vida nos arroje.